Uno siempre sueña con su hijo, como va a ser, si quiere nena o nene... Cuando comencé a planificar este viaje yo sabía bien que quería vivirlo desde adentro, empaparme de sus costumbres, de su día a día... No quiero ser una turista más en Italia, quiero caminar por sus calles y confundirme entre su gente, mimetizarme con el paisaje... Para eso sólo había una manera, sólo una institución podía lograr que yo viviera este parto lo mas naturalmente posible; la institución máxima italiana "La famiglia unita". Y como no hay nada mas lindo que la familia unida es que decidí alojarnos (a mi marido, a mi alma y a mi) en casas de familia (BBB = Bueno, Bonito y Barato = ecuación perfecta.)
Sin quererlo, o queriéndolo mucho, hoy faltan diez días para el parto. Los nervios comienzan a asomar, los percibo en mis entrañas; en mi piel repentina y sorpresivamente con acné cual niña adolescente; en el galopar de mi corazón por las noches;en el frío, calor, que me recorre el cuerpo cuando pienso en UN MES SIN DANTE...Ufffff ¿Cómo no me dí cuenta antes? ¡UN MES SIN DANTE! Mucho tiempo para estar sin él (¡¡¡Cuanto te voy a extrañar mi vida!!!! ¡¡¡Te amo tanto!!!...) Creo que, de haberlo pensado detenidamente me hubiera quedado menos tiempo pero, estas cosas pasan cuando uno deja llevarse por sus impulsos sin pensar en las consecuencias. ¿Si estoy arrepentida? No, creo que no, sólo que me siento tironeada por dos amores. Uno, que siempre va a ser mi cachorro y nunca va a ser el momento indicado para dejarlo sin su mamá; y otro que me atrae como un imán y me grita desde la otra orilla que este es el momento de disfrutar de éste viaje (tampoco es cuestión de seguir dejando los años pasar y vivir Italia desde una silla de ruedas, con la mente inundada por el alemán mas famoso sin poder entender que carajo estoy haciendo ahí como muuuuuchos de los tristes pasajeros que recibo... Definitivamente, esa no es la idea de este viaje.)
A diez días del vuelo ya se encuentra organizado prácticamente todo; mientras espero las contracciones sigo en Buenos Aires, con mi rutina de trabajo y la ciudad que me sorprende en cada esquina con sus tantos carteles, letreros en italiano, recordándome lo poco que falta para hacer mi sueño realidad.
Una semana, eterna, pero que en cuanto menos me lo imagine, ya voy a estar sentadita en el avión esperando el despegue.
PD.: Te amo hijo de mi alma. La imagen de tu sonrisa me va a acompañar en cada momento y en cada lugar. Tu mirada seguirá iluminando mi camino aún desde la distancia; es que nuestro amor es tan potente que no existen océanos que nos separen, sólo un hermoso cielo que nos cubre, nos une y nos ilumina con la misma luna. Te amo mucho Dante!
Mamina.
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